La ventaja de no tener Internet es que los libros se alegran un poco porque saben que
pronto serán abiertos. Es lo que me ha pasado estos últimos días de octubre.
Me regaló el Doctor Daniel Euraque, hace como un año, un
libro de más de 450 páginas, de la Dra.
María de Los Angeles Chapa Bezanílla,
mexicana e historiadora que plasma un fiel retrato bibliográfico en el libro: “Rafael Heliodoro Valle,
humanista de América”. Había abandonado
un poco la lectura de libros en vivo, y solo a través de esa pantalla como la
que usted tiene frente a los ojos es
que me dedique suficiente tiempo a leer.
Pero no es lo mismo acostarse en una hamaca y hojear un libro, hacer apuntes en
una ficha. No tengo todavía un ipad pero aun así no será lo mismo que esa corteza
delgada y que le tengo mucho cariño, y
de mi egobiblioteca personal hay muchos libros nuevos sin leer. Pero Internet
tiene la ventaja de albergar los contenidos de los diferentes tópicos, no hace
falta estar en una librería escribiendo, porque si nos urge un dato como el
nacimiento de un personaje o su muerte o hay una palabra que no entendemos
vasta Wikipedia para seguir trabajando
en la monografía que se esté haciendo.
Heliodoro Valle no tuvo esa maravillosa ventaja en que nosotros convergemos, jamás imaginó la abundante información encontrada en
Internet, aun así es descrito como uno de los bibliógrafos más
grandes que hayan existido en América. No solo era eso; poeta, periodista,
profesor, ensayista, diplomático, historiador cultivando todos los aspectos que
hacen de un erudito o intelectual. De
Rafael Heliodoro Valle apenas tengo su obra “Tierras de Pan llevar” y conocía
muy poco de su trabajo, un completo ignorante que solo conocía tal vez un uno
por ciento de la vastedad de su obra.
Y les confieso, leer la prosa de
Valle es sentir, escuchar, vivir, oler
lo que se lee, tal como cuando lee Pedro Páramo de Rulfo y usted
experimenta el calor de Comala, siente
que también la piel se le derrite, aunque este en el peor de los fríos, así siente la neblina, el lodo, escucha los
pájaros, los riachuelos con su sonido, huele el pan recién salido del horno
hecho en casa, todo gracias a la
frescura de su prosa.
El libro, “Rafael Heliodoro Valle, humanista de América”
desde la óptica mexicana me ha despertado la curiosidad en seguir investigando a este hondureño. Se me hincha el corazón de
orgullo saber que en México labró un camino y cosechó en abundancia. Fue un
hombre que no dio abasto en el país y sintió que se asfixiaba si
permanecía en estos lares. Desde muy
joven se fue a estudiar magisterio a México,
hizo amigos, sobresalió como estudiante y orador en cualquier evento cultural. Después se encontraba
en un dilema grande, regresar a su país Honduras o quedarse. Regresó pero cargaba con los sentimientos entrañables
por su segunda casa, sus amistades, y tenía razón el Doctor Alberto Membreño al decirle: “…si aquí en México te publican te leerá toda América;
en Honduras te leerán pero de mala gana” (Chapa, 2010) hizo caso al
consejo, solo regresaba a la patria por temporadas para cumplir con tareas que demandaba el país, como los problemas limítrofes
con Guatemala en esos años. Su México era su padre y su Honduras su madre.
Luchó siempre por la paz y por las transiciones democráticas porque en este país durante casi todo el siglo XX cuando había
elecciones, también había muertos, guerras, caudillos ambiciosos conspirando
siempre. Uno de esos fue Carías, el ídolo de los nacionalistas, pero
tampoco se queda atrás el partido
liberal. Era muy difícil para Valle identificarse con cualquiera de estos dos
partidos. Sin embargo decepcionó a muchos amigos cuanto le tocó ser objetivo, y
entrevisto a Carías en varias ocasiones, muchos interpretaron que aceptaba el
cariismo como gobierno de parte de él, pero fue parte
conciliadora para liberar algunos presos políticos. No sé cómo juzgar su
actitud, Valle tenía todo en México, colaboraba con los diarios más importantes
de América y no creo que le hacía falta venderse por algunas monedas, pero apoyó al Doctor Juan
Manuel Gálvez quien fue colaborador del gobierno del Dictador Carías, Gálvez lo
nombró al ser presidente, como embajador de Honduras en Washington Estados Unidos durante la década de 1950. Llegaré a una
conclusión y es que el daño que el
bipartidismo le ha hecho al país es incalculable y que no podrán pagar durante
siglos.
De 1890 a 1959 hay acontecimientos importantes que marcan la
vida de cualquier pensador, y Valle
debió sentir las dos guerras mundiales, el nazismo con su auge y caída,
la crisis de 1929, el frio terrorífico de la Guerra Fría. Ubicado en el momento
justo y espacio preciso le toco vivir una época histórica, que sentó las bases
para la era espacial y el mundo
informático, estuvo al mismo tiempo respirando junto al Científico más grande de los últimos
siglos: Albert Einstein, intercambio correspondencia con nada más ni nada menos
que Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias, estos últimos
premios noveles. Amigo de Octavio Paz, también novel de literatura, ¿que más
quería? Sin embargo sufrió como todos
los hombres y amo con pasión todas las expresiones de amor que caben en el
corazón. Su primera esposa murió. No podía
estar consumido por la soledad y tristeza
y llegó otro abrigo y esperanza, nuevos sueños a través de la distinguida
escritora peruana, Emilia Romero, su segunda esposa. Es muy difícil quedarse como las palomas guardando luto por largo tiempo en soledad,
magnifico ideal y bonito pero muy difícil.
Alguien importante de Honduras lo llamó el intelectual más
completo del país, y ganarse ese título de intelectual sí que no ha de ser
fácil, hay que labrar mucha tierra y sembrar diferentes pensamientos. Yo
consideré siempre a Morazán como un
intelectual, hasta que el Doctor Daniel A. Euraque en una tertulia que tuvimos junto a
Claudia Pérez y Arnol Rivera discrepó por completo conmigo. Solo José Cecilio del
Valle, Ramon Rosa y Heliodoro Valle se les puede calificar de
intelectuales completos me dijo. Pero
estos hombres no son ellos los que se han etiquetado así, y hasta me parece demasiado egocéntrico
calificar de intelectual completo a un individuo y quizá hasta deben sentirse
incomodos en el más allá. Solo fíjese cuando algunos escritores reciben un
homenaje, y con toda la humildad y hasta un poco apenados escuchan los aplausos prolongados. Mis categorías serían; un estudioso asiduo, un pensador pero esa
categoría de intelectual completo quizá solo cabe en Dios.
Ahora bien, los pensadores hondureños han cosechado suficiente material
para considerarlos muy importantes y es tarea nuestra darlos conocer.
Rafael Heliodoro Valle murió en México en 1959 siendo
homenajeado con el Águila Azteca, los diarios más importantes de América
encabezaron en los titulares: “Luto en América por la muerte de Heliodoro Valle”
La doctora mexicana María de los Ángeles Chapa Bezanílla en su libro concluye:
“Pocos meses antes de morir se le veía como en el aire, como si flotara entre
el recuerdo y la inercia. Aun así, siempre amable y dispuesto a charlar, tuvo
la oportunidad de ver crecer su obra
sin tener que arrepentirse de haber
dejado de vivir un solo día”. (Chapa, 2010)
Muchas Gracias al Doctor Daniel A. Euraque por
el regalo, ahora sigo con otro de sus obsequios y este escrito por él: “El
golpe de Estado del 28 de junio del 2009, el patrimonio cultural y la identidad
nacional de Honduras.” Muchas gracias de nuevo. A leer.
Escrito por Josué
Edmundo Polanco Lemus
Bibliografía
Chapa, M. (2010). Rafael Heliodoro Valle, humanista de América.
Tegucigalpa: Instituto Hondureño de Antropología e Historía.
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